Jornada
Representantes de asociaciones civiles y organismos del Estado, junto con familiares de víctimas de hechos policiales, se reunieron invitados por la Dirección de Análisis, Monitoreo e Investigación para debatir acerca de la cobertura periodística.

Desesperación por encabezar las mediciones en el sistema “minuto a minuto”, alteración y modificación de datos, ocupación de espacios aún con temas informativamente agotados, e intención deliberada de convertir determinados acontecimientos en teatralizaciones con el objetivo de acaparar audiencia. Fueron algunas conclusiones alcanzadas por representantes de asociaciones y familiares de víctimas de hechos policiales, cuando debatieron acerca de la manera en que se realizan las coberturas periodísticas tanto en radio como en televisión.

Invitados por la Defensoría a un debate organizado por la Dirección de Análisis, Monitoreo e Investigación, estuvieron, entre otros, representantes de Madres del Dolor, padres y madres de jóvenes fallecidos en Cromañón, UNICEF, el Consejo Asesor de la Comunicación Audiovisual y la Infancia (CONACAI), docentes reunidos en CETERA, el Ministerio de Justicia, la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA) y defensorías de la Ciudad de Buenos Aires, La Plata y Lomas de Zamora.

El encuentro fue abierto por la titular de la Defensoría, Cynthia Ottaviano, dentro de un ciclo de charlas donde vienen participando profesionales de todo el campo audiovisual. “Aunque este día es especialmente importante -afirmó- porque la perspectiva de las entidades que trabajan el tema y sobre todo de las familias víctimas de estas situaciones, es clave para que los medios tomen conciencia de su trabajo”.   

En su “doble rol de periodista y víctima”, como él mismo se definió, Paolo Menghini, cuyo hijo Lucas murió en la tragedia ferroviaria de Once, sostuvo que “si al dolor terrible de perder un hijo, los medios le suman la repetición infinita del hecho, lo que se logra es aumentar ese dolor de una manera exponencial. Nos ponen en el centro de la culpabilidad y violentan la intimidad de manera vergonzosa. Tratan a ese dolor como mercancía, ambientado con música y la noticia se convierte en una pieza publicitaria que debe ser reiterada hasta el hartazgo”.

Menghini agregó: “Perdonen la autorreferencia, pero yo mismo caí en esa vorágine, cuando desde Canal 7 edité materiales para poner al aire durante el incendio de Cromañón. Al ocurrir lo de Lucas, sentí la enorme necesidad de ofrecerles disculpas a esos padres, al verme a mí mismo perseguido por 40 cámaras que lo único que querían era enfocar mi cara en llanto, por un par de puntos de rating”.

Raquel, madre de Mariano Wittis, asesinado por la Policía, explicó que “uno recurre a los canales para acelerar los tiempos de investigación, pero a veces eso es contraproducente. No todos tratan la noticia de igual manera y es verdad que los medios se aprovechan de ese dolor para crear espectáculo”. Para la docente Elisa Semino, de CETERA, en muchas coberturas “la noticia es mercancía, y el plusvalor es la tragedia”. Escenas puestas al aire y que “parecen coreografiadas -relató Silvia Irigaray-, donde no importa lo que pasó en realidad, sino cómo reaccionamos y qué decimos los que sufrimos ese duelo en forma directa”. Silvia forma parte de Madres del Dolor. Su hijo, Maximiliano Tasca, fue asesinado junto a otros dos jóvenes en una estación de servicio en Floresta por un suboficial retirado de la Federal.

Durante la jornada también estuvo presente Pablo, hermano de Mariano Ferreyra, víctima de un crimen comandado por una patota de la Unión Ferroviaria y por el que fue condenado José Pedraza. “El caso de Mariano es excepcional y no sigue la regla -explicó Pablo-, porque no sólo la Justicia actuó bien y rápido, sino que además hubo periodistas que hasta se ofrecieron como testigos para esclarecer el crimen”. Pero aclaró: “Lamentablemente, eso no es lo común. Y frente a ese acoso mediático, lo que al familiar no le permiten es preservar el duelo, protegerlo. Lo que ocurre es que a veces, consciente o inconscientemente, nosotros mismos nos exponemos a eso. Y lo hacemos porque vemos que la justicia no actúa, o actúa lentamente. Si esos engranajes de la investigación funcionaran ágilmente, los familiares no tendrían necesidad de recorrer caminos que se transitan más por desesperación que por convicción”.

Hubo una coincidencia general en la necesidad de capacitación para periodistas, productores, camarógrafos y movileros encargados de este tipo de coberturas. Y se discutió la posibilidad de redactar guías generales que encausen el trabajo. “Pero los protocolos por sí solos no sirven -explicó Julián Axat, Defensor del Público Juvenil de La Plata-, porque muchos periodistas son mercenarios, y van a seguir llenando el llamado 'prime time' más allá de lo que se escriba o declare. Además de esos protocolos hay que detenerse en la manera en que trabajan los aparatos de prensa del sistema policial. Sabemos que cada periodista tiene su 'buche' preferido y también sabemos que la Policía brinda gacetillas formales por un lado, pero por otro da información por abajo a sus cronistas preferidos. En ese sentido, el caso Candela fue un desquicio”.

“Es verdad que la información es un derecho humano -dijo Alicia Pierini, Defensora del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires-, pero no hay que olvidarse de que lo informativo forma parte de un campo donde rigen otros derechos humanos, como el derecho a la intimidad. Hoy vivimos en una época de criminología mediática, y los penalistas deberíamos reaccionar frente a eso. ¿Cómo puede ser que cualquier columnista, con tal de llenar espacio, diga cualquier cosa en cualquier momento, y nadie haga nada? Muchos periodistas creen que constituyen la primera versión de la historia”.

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Cobertura policial
Más de treinta profesionales de medios audiovisuales, a los que se agregaron columnistas de prensa escrita, participaron de un debate acerca del periodismo vinculado a temas policiales, organizado por la Dirección de Análisis, Monitoreo e Investigación.

La actividad reunió a movileros, camarógrafos, editores, periodistas y productores ejecutivos de la TV Pública, Télam, C5N, Canal 9, Radio Continental, Canal 13, la Radio de las Madres y de distintos programas radiales y televisivos. Se habló de la forma en que los medios encaran periodísticamente lo referido a crímenes y delitos, el derecho a la intimidad y el acoso ejercido a familiares de víctimas en busca de rating, entre otros temas.

“La precarización laboral también atenta contra la libertad de expresión”, sostuvo Cynthia Ottaviano, al referirse a las malas condiciones de trabajo que experimentan muchos profesionales, presionados para llenar espacios y dar “primicias” que atraigan a la audiencia. “Cuando se conoce una noticia, la perspectiva del hecho suele ser la de la policía, porque es la primera fuente consultada”, agregó. Y concluyó que “el periodista se ha convertido en fuente, como cuando se declara 'esto lo dijo tal conductor'”, lo que atenta contra la rigurosidad de los hechos a la hora de informar.

Carolina Balderrama, jefa periodística de la Agencia de NoticiasTélam, recordó una discusión mantenida con un editor, que justificó haber dado espacio a la virginidad de Candela Rodríguez como dato “importante” relacionado al  crimen de la niña. Graciela Stuchlik, editora de Télam, celebró “la apertura de este espacio para discutir temas de nuestro trabajo”, como forma de “cortar con las estigmatizaciones que suelen dar vueltas en muchos programas radiales y de TV, como llamar 'pibes chorros' a los adolescentes”.

La principal demanda transmitida por los participantes se relacionó con la falta de capacitación. “No tenemos equipos periodísticos que nos acompañen en las salidas -afirmó Marcela Ojeda, movilera de Continental-, y por lo general, los gerentes ven una imagen en la TV y nos mandan a cubrir”. Las presiones para que siempre haya “algo importante” al aire también fueron marcadas por Fernando Alonso, responsable de los informes desde exteriores de la TV Pública: “Al cronista lo obligan a seguir con un negocio que no es suyo. Tenemos que defender al público de eso, pero también nos tenemos que defender a nosotros mismos. Hay que resguardar a la audiencia de una violencia que es redactada, por eso este debate es tan útil”.

Otro de los que reclamó preparación profesional fue Andrés Perrone, editor de Canal 9. Ottaviano explicó detalles de las tres jornadas de capacitación que la Defensoría realizará en el canal y adelantó la intención de organizar encuentros también con los licenciatarios de los medios audiovisuales. “La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual habla concretamente de la responsabilidad social que deben tener los medios”, recordó la Defensora, que destacó a la información “como un derecho y no como un negocio, como en la época de la dictadura”.

Con respecto a ese cambio de paradigma, Emilio Ruchansky, columnista de la TV Pública y del diario Página 12, habló de la cláusula de conciencia que en estos momentos estudia el Senado, para resguardar a los periodistas ante las órdenes de emitir mensajes o contenidos con los que están en desacuerdo. “Sería muy bueno estar protegidos en ese sentido”, profundizó Ruchansky. Y agregó la necesidad de “resguardar también a los que sufren las guardias o las persecuciones periodísticas. Si un movilero o un periodista en el estudio exige que alguien declare algo y esa persona no quiere hablar, es una barbaridad que lo obliguemos a hacerlo”.

Miriam Lewin, periodista de investigación, apoyó el análisis. “A veces no tenemos respeto, salimos a buscar la palabra en caliente de alguien, para conseguir declaraciones supuestamente exclusivas y nos olvidamos de la dignidad de las personas. Todo eso hay que corregirlo”.

Paolo Menghini, editor de la TV Pública, declaró: “Desde mi doble condición: trabajador de los medios, pero a la vez padre de Lucas, fallecido en la tragedia ferroviaria de Once, creo estar capacitado para decir que la defensa de la intimidad de la víctima tiene que estar en la conciencia del periodista. Porque además del famoso rating, detrás de esos acontecimientos hay un montón de gente destruida”. Para Ricardo Ragendorfer, de CN23 y el diario Tiempo Argentino, “el caso Angeles es un verdadero ejemplo de cómo una noticia se convierte en espectáculo”.

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La Defensoría diseñará cursos de capacitación integral para comunicadores/as sociales sobre la cobertura de desastres y catástrofes. Implica la socialización de saberes cruciales sobre las acciones deseables y las no recomendables en estas situaciones.

UNO: Las FUENTES de información

Identificar cuáles son las principales fuentes gubernamentales y no gubernamentales vinculadas con la gestión de situaciones de desastre para establecer una agenda de contactos, procurando su pluralidad y diversidad, con el objetivo de brindar la mayor cantidad y calidad de información posible frente a la emergencia.

 

DOS: La PREPARACIÓN para afrontar la emergencia

Reclamar los equipos adecuados para realizar las coberturas de un modo seguro: botiquín de primeros auxilios, linternas, equipo de lluvia, equipamiento de transmisión de emergencia, chalecos y credenciales de identificación, mapas con la ubicación de hospitales, centros de emergencia y refugios.

 

TRES: El ROL SOCIAL del/a comunicador/a

Centrar la cobertura en información precisa y verificada con fuentes jerarquizadas y fehacientes. Evitar la magnificación de datos porque puede incrementar la situación de pánico, como así también la espectacularización de la catástrofe. Asumir que el flujo informativo es irregular, de manera de no forzar la cobertura cuando no haya nuevos datos.

 

CUATRO: La PRESERVACIÓN de la propia vida

Evitar arriesgar la vida por encontrar la primicia. Si la situación o el terreno se tornan peligrosos, es aconsejable que los/las comunicadores/as se pongan a resguardo y sólo continúen la cobertura si es seguro hacerlo.

 

CINCO: La INFORMACIÓN como servicio

Informar, de manera específica, sobre las tareas de asistencia a la población: medidas para prevenir riesgos, accidentes, enfermedades y problemas sanitarios; lugares de traslado y refugio; centros de información sobre nómina de víctimas; hospitales con recursos para recibir damnificadas/os; elementos que se necesitan según las/os especialistas y lugares a donde acercarlos; números telefónicos de emergencia y asistencia.

 

SEIS: El RESPETO a la intimidad y la integridad humana de las/os afectadas/os

Es recomendable no transmitir imágenes de cadáveres o primerísimos planos de damnificadas/os y heridas/os, dado que exponen intimidades, vulnerando derechos, e intensifican el aspecto dramático no informativo del acontecimiento. Considerar a las personas como sujetos de derecho y respetar su dignidad e intimidad al entrevistarlas/os durante o al instante de ocurrida la situación de desastre para no intensificar su estado de shock al ser consultados por sus pérdidas.

 

SIETE: El CUIDADO INTEGRAL del/a comunicador/a

Reclamar asistencia terapéutica para procesar las emociones y la conmoción que deviene del contacto con historias e imágenes traumáticas y las medidas necesarias para recuperarse del ritmo intenso de la jornada.

 

OCHO: La EVALUACIÓN de la cobertura periodística

Procurar la reflexión y el registro de los posibles errores de procedimiento, de las dificultades que surgieron, del funcionamiento de la interacción con los actores de otras áreas de asistencia y de las buenas prácticas realizadas, a fin de programar capacitaciones que reviertan los puntos débiles.

 

NUEVE: La INSTALACIÓN del tema en la agenda

Realizar un seguimiento del hecho y mantener informada a la población sobre las tareas de reparación que desarrollan las autoridades o sobre el incumplimiento de las mismas para sostener el tema en la agenda.

 

DIEZ: La INVESTIGACIÓN después de la emergencia

Procurar la producción de informes interdisciplinarios y profundos que aborden las temáticas de desastres y catástrofes por fuera de la emergencia. Contextualizar los datos y analizar el origen de la tragedia de modo de contribuir a una mirada integral sobre la problemática, de cara a la prevención.

 

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Encuentro en La Plata
Con un encuentro realizado en La Plata, donde participaron trabajadores de la comunicación de la ciudad, la Defensoría finalizó su convocatoria en la búsqueda de aportes para la redacción de la Guía. El documento se dará a conocer el lunes 10 de junio.

La Facultad de Periodismo de La Plata fue sede del último de los encuentros programados por el área de Investigación de la Defensoría del Público, donde periodistas y trabajadores de la comunicación fueron incorporando sus aportes para la redacción de la “Guía para la cobertura periodística responsable de desastres y catástrofes”.

La idea de elaborar el documento  surgió en base a la observación del tratamiento de los medios en las últimas inundaciones ocurridas en la Ciudad de Buenos Aires y La Plata, a comienzos de abril. Esta vez, el organismo se reunió con trabajadores de los medios de comunicación de esa ciudad, quienes plantearon los inconvenientes que tuvieron que sortear para llevar a cabo su tarea.

Estuvieron presentes Verónica Bustos, de Radio Provincia (realizó un móvil en vivo mientras se desarrollaba el encuentro); Santiago Albarracín, director de Radio Universidad y vicepresidente de la Asociación de Radios de Universidades Nacionales Argentinas; Pablo Antonini, de Radio Estación Sur (red FARCO); Marianela Tosetti, de 221 Radio; Eduardo Aller, del canal local QM Noticas y Grupo Cielo (Cielo FM, Info Cielo y QM); Noelia Durante, del Canal Universitario; Michael Francis, de FM Resistencia; Hugo Ruano, de Radio Universidad; y Candela Cedrón, profesora de la UNLP.

Algunas opiniones surgidas en la charla tienen una particular importancia, ya que se trata de medios audiovisuales que por un lado cubrieron profesionalmente los sucesos y al mismo tiempo sufrieron las consecuencias de la inundación en sus propias casas y barrios platenses.

Albarracín explicó que “estuvimos tres días sin transmitir, recién en la cuarta jornada volvió la electricidad, y en ese momento pudimos hacer el trabajo”. Y agregó: “Realizábamos notas para otros medios que nos llamaban por teléfono”. Sobre la manera en que se organizó la campaña solidaria de donaciones, explicó que “la radio pertenece a la Universidad, y me tocó formar parte del móvil encargado de reflejar la distribución de la ayuda. Los testimonios recogidos servían para desmentir las versiones de los medios dominantes, que decían que la ayuda no llegaba”.

En cuanto al trabajo de los movileros, Tosetti relató que “las horas en la calle te matan, te aniquilan, por el cansancio físico y por la tensión de lo que se vive”. Para Cedrón, la prioridad era “la información que debíamos entregar para colaborar con la gente que tenía familiares desaparecidos. En este tipo de situaciones límite, la última responsabilidad es del Estado. Por eso es muy buena la iniciativa de la Defensoría del Público para armar esta guía”.

El documento se dará a conocer durante una jornada que se llevará a cabo el lunes 10 de junio a las 13.30 horas, en el salón del segundo piso del Anexo de la Cámara de Diputados de la Nación, ubicado en Bartolomé Mitre 1864, Ciudad de Buenos Aires.

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Ultimo encuentro con Investigación
El documento, para ser consultado por trabajadores de medios audiovisuales encargados de cubrir profesionalmente desastres naturales o catástrofes, continúa recibiendo aportes de distintos colegas, tanto de radio como de televisión.

Representantes de asociaciones de periodistas y trabajadores de prensa formaron parte de otra jornada organizada por la Dirección de Análisis, Monitoreo e Investigación, para la redacción de un Protocolo que pueda ser utilizado ante coberturas en medios audiovisuales de catástrofes o desastres naturales.

En esta oportunidad, la Defensora del Público, Cynthia Ottaviano, recibió a Conrado Yasenza y María del Carmen Gallo, de Comunicadores de la Argentina (Comuna); Alejandra Cebrelli, representante de Empezar de Nuevo y Palabra 54 (colectivo de periodistas y docentes); Daniela Gisbert, miembro del Colectivo de Trabajadores de Prensa; Lucas Laviana, de Radio América; y Gabriel Michi, del Foro de Periodismo Argentino (FOPEA).

La idea de confeccionar y utilizar este protocolo de buenas prácticas nació luego de que se produjeran  inundaciones en La Plata y la Ciudad de Buenos Aires, fruto de las grandes lluvias caídas a principios del mes de abril. El texto se encuentra en pleno proceso de producción, y tomará los aportes y sugerencias de todos los que participaron hasta el momento en las diferentes reuniones llevadas a cabo en la Defensoría.

Michi propuso la creación de un Comité de Crisis que centralice y ordene la información ante dichas circunstancias, y además facilite equipamiento técnico para esas coberturas, a los medios que la necesiten. “Por lo general -afirmó-, los medios no brindan capacitación a sus trabajadores acerca de cómo desempeñarse profesionalmente en una catástrofe. Sería bueno que lo hiciera el Estado”. Para el representante de FOPEA, los canales “siempre quieren tener sus propias imágenes exclusivas. Pero si esos medios se pusieran de acuerdo, ante inconvenientes para filmar, debería haber una sola cámara y un solo cronista, y luego distribuir esa filmación para todos”.

Cebrelli consideró necesaria la realización de un “entrenamiento para los periodistas que se desempeñan en estos escenarios, porque la gran mayoría no sabe cómo actuar en ese momento”. Y María del Carmen Gallo recordó la responsabilidad de las ART, que “están obligadas a realizar capacitaciones según la siniestralidad de la actividad”.

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